CuentO ViI

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Seguimos! XD


- ¡¡Öctek!! –gruñó Lîerg. El duende no esperó ni un segundo, salió despavorido de la casa. Chillando. Y como un topo se adentro en la tierra.

Kïny y Tinê sorprendidos por la actuación del duende, se miraron y miraron a Lîerg. La anciana no sabía que hacer o que decir.

Los Lùrçs eran hombres lobo, pero estos siempre tenían apariencia de lobos, el que no la conseguía mantener era deshonrado, por lo que nadie conocía su aspecto humano. Muchos de ellos todavía vivían allí, desde hacía mucho tiempo. Eran guerreros, los más fuertes y cualquier raza mágica que hubiera pretendido poblar la Luna, tubo que luchar con ellos, y nadie desde que la conquistaron lo ha conseguido.

Los tres se dirigieron al salón donde ocuparon asiento. Los médicos se sentaron justo enfrente de Lîerg y lo observaron entre el miedo y la sorpresa.
Lîerg estaba algo aterrado, su voz al pronunciar el nombre del duende había sonado bastante distinta.
Los tres comprendieron que Lîerg era un lùrç. Que si querían saber de Gïra deberían acudir al centro de fango de donde venía Öctek.

- Vale, ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Dónde tengo que ir? –dijo Lîerg poniéndose de pie
- Verás esto no es tan sencillo. Nada que tenga que ver con el centro de Fango lo es. –dijo Tinê
- Se que puedo hacer. Además quizá esto sea por lo que he venido aquí ¿no? – los tres quedaron pensativos.
- Puede ser pero no puedes ir al Centro de Fango como si tal cosa. –le comentó Kïny.
- Se que puedo ir. Además…-dijo Lîerg
- Gïra…-acabó Tinê, miro rápidamente a Kïny, acababa de recordar algo importante.
- ¿Qué pasa querida?
- Gïra es el último deseo perdido. Y él…-señalando a Lîerg
- El último lùrç…-terminó Kïny
- No podemos permitir lo…no, lo siento Lîerg pero no puedes acudir al Centro de Fango…sería terrible para Ut.
- Pero, ¿Y Gïra?-quiso saber Lîerg clavando sus ojos en los de la anciana.


Mientras Öteck gateaba por innumerables pasadizos de tierra húmeda, ensuciando cada vez más su enmarañado pelo. Los pasillos eran oscuros, hasta llegar a desembocar a uno iluminado y ancho, tanto que el duende podía caminar erguido. Öteck anduvo por el pasillo, siguiendo un camino hasta llegar a una gran pasarela sobre un río de fango. Estaba en el mismo centro de Fango. Tras la pasarela un gran portón, daba paso a una enorme sala, azulada y con miles de estrellas atrapadas en frascos para que la iluminaran. Y esperó nervioso, sus ojos brillaban más que nunca. Eran del color del ámbar bajo el sol. Entonces apareció Dûlwe.

4 Comments

Yupppiiii... me cae bien este Lîerg. Parece un tipo "echao p'alante" ;)

maku!!!
a ke si eh?! vamos a hacer ke sea un tio de los ke ya no kedan! XD

Uyuyuy.. vigila, que mira como acabo Pigmalion...jejej ;)

jajajajaja si si....

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