A penas le queda algo decente.
Se perdió en lo oscuro del desenfreno y depravado.
Solo por un puñado de caricias.
Solo por sentirse amado.
Zanjado no esta mi pequeña princesa.
Deseas creer que ya no te duele, que ya no te interfiere, pero no puedes.
Te molesta la sola idea de que no te mire como antes y que esas palabras de las lleve el viento.
Se trata de empezar, de intentarlo.
De que me vuelvas a tocar el alma, aunque sea despacio, poco a poco.
Sabes que mude mi piel por ti.
Que cambié de armario por tu amor.
Dispuesta a esperar cara la pared, me cansé de no saber qué hacer.
Quizá te habías olvidado de mí
y me perdí.
Dos meses de sexo sin espalda.
Sin mordiscos ni arañazos.
Demasiado tiempo para no caer al vacío del agua empantanada.
Semanas de placer en soledad, de desafíos entre ranas.
Toda la incertidumbre se convirtió en deseo.
Deseo encerrado, enjaulado casi maltratado por no dejarlo fluir.
Caperucita quizá no esté lista para cazar lobos
Para acecharlos y devorarlos.
Quizá no este preparada para ir de caza, pero si para engullir todo el deseo que le desborda.
La princesa sideral tiene una duda, tiene un dilema
A medias con él, a medias consigo misma
Y no sabe qué hacer
Aunque todo parezca zanjado, aun no lo está.
Sexo herido, sin sentido
Solo deseo, solo el ansia del placer
Un placer perplejo por lo animal, por el instinto.
Me has convertido en la fiera de caperucita.
Anhelando encontrarse con un lobo disfrazado con bata.
El calor de mis pensamientos me agita sin aviso
Y no puedo creer que jamás te pueda tener.
Falta mucho para que todo sea como antes.
No hay deseo, solo cansancio.
¿Cuánto se puede esperar?
Por eso ninguna podía entrar
Por eso no las dejabas pasar
No eran lo que querías