Cuento IV PartE

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Tinê ya había llegado a la cascada de las Mil piedras cuando se percató de la ausencia de Gïra.

- Estos deseos perdidos de hoy…-dijo para si misma y continuo su tarea restandole importancia. Conocía bastante a Gïra y sabía que era capaz de apañárselas sola.

Mientras Kïny hablaba con su extranjero personaje.

- Entonces ¿no sabes de donde vienes? –interrogo el anciano.
-No ya se lo dije, soy humano no puedo haber caído del cielo.
- Recuerda inténtalo por lo menos…toma esto te sentará bien –mientras le ofrecía una infusión que acepto.- bueno por lo menos recordaras tu nombre, ¿o eso tampoco? –mientras enarcaba una ceja.
-Si eso si –dijo medio sonriente, sorbió un poco de la infusión y se quedo pensativo e intento recordar. Pero a su mente vino un nombre que sabía que no era el suyo y lo pronuncio- Lîerg.
- ¿Porque te extraña ese nombre?
- Nunca antes lo había pronunciado.
- ¿Sabes que tipo de nombre es ese? –le preguntó el doctor.
- No.
- Se trata de un nombre lunar. Quiere decir brillo de plata.
- Pero yo se que antes no me llamaba así, no se porque he mencionado este nombre.
- Te has tomado una infusión de recuerdos profundos, por eso lo has recordado. Era tu antiguo nombre, antes de que adoptaras un nombre corriente para vivir entre humanos. –le aclaró Kïny. Lîerg se mantuvo en silencio.-por ahora es lo único en lo que te puedo ayudar, deberás averiguar porque has aparecido aquí. ¿No crees? Nadie llega a este país sin ningún tipo de misión.
- Supongo, pero…-no sabía que pensar.
- En cierto modo esto te va a costar bastante. Tiene que ser duro aparecer en un sitio y no recordar nada. A mi me pasa eso casi todas la mañanas pero lo mío es por la edad. –comento sonriente el anciano. Entonces entró Tinê.
- ¿Qué tal esta nuestro nuevo amigo? –dijo mientras miraba al extranjero.
- Bien, está bien ¿no es cierto? –mientras lo miraba con complicidad. – cariño te presento a Lîerg.
- Ósea ¿que ese es tu nombre no?...vaya, vaya un nombre lunar, polvos de luna en las palmas… ¿todavía no has recordado de donde venias?...tranquilo tu toma tu tiempo los recuerdos tienen que ser verdaderos y vienen solos, no puedes inventarlos, ni forzarlos.
- Pero querida el debería de recordar casi de manera inmediata.
- ¡¡Ni que se le acabara el tiempo!! Es joven, mucho más joven que tu cuando empezaste a ser médico. –le regañó Tinê. –Éste anciano piensa que el tiempo corre con él, no le hagas caso –mirando a Lîerg, que no pudo evitar el sonreír, era algo gracioso ver como discutían.
- Bueno querida y ¿Dónde has dejado a Gïra esta vez?
- Pues como siempre le perdí de vista pero esta vez más pronto que nunca, ya llegará a la hora de la charla. Como siempre ha hecho. –mientras colocaba en tarros las hierbas medicinales que había recolectado en su búsqueda diaria.
- ¿Quién es Gïra? –pregunto Lîerg.
- Gïra es un deseo perdido. ¿Por? la dejaste embrujada al mirarla, nunca la vi tan quieta ¿no es cierto querida? –riéndose.
- Es cierto. Pero Gïra te resulta familiar ¿no es verdad? –pregunto Tinê. Lîerg se sonrió.

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mmmm... esto va a mas. Nos tienes enganchaos...


Sí, yo también te sigo.

pues yo me perdi..snif snif

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