Hoy lo has perdido.
Has visto pasar el único momento en el que puedes verla.
Has visto como miraba por la ventana, con sus ojos preciosos y enormes perdidos.
Y ahora lamentas no tener el atrevimiento de lanzarte.
Lamentas no ser capaz de nada más que mirarla desde atrás, cobijado entre los demás pasajeros del autobús.
Atrévete u olvídate, si no lo haces, puede que algún día cambie su línea.
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