Paralelas

| 2 Comments

A veces pienso en que me gustaría conducir un coche americano, un derrochador de gasolina.
De esos que tienen el cambio de marchas en el volante y el retrovisor central enorme. Un coche tremendamente largo, lleno de polvo y ruidoso.
Lo decoraría con un chigua-gua, de los que no cesan de mover la cabeza y pasamanería de las de bolitas agitadas, si, de las que llevan los gorros mejicanos.
La parte de atrás estaría repleta de restos comida de dos, vasos de cartón de cualquier lugar, envoltorios, e incluso, una manta de cuadros muy usada.
Y mientras lo condujera masticaría chicle o quizá fumaría, y lo dominaría con una sola mano, mientras el otro brazo acomodado en la ventanilla sostendría mi cabeza de leona, ladeada por la monotonía.
Llevaría unos vaqueros realmente sucios, y supongo que mis zapatillas, las mas desgastadas, una camiseta, de algodón, también vieja, perfecta, cómoda.
Solamente necesitaría un acompañante dormido al lado, que al rato de despertarse, quisiera cambiar y conducir, mientras yo durmiera acurrucada en el asiento de al lado.
Se trata de una vida paralela, de unas ganas tremendas de conducir a cualquier parte.

Sonando: Los Planetas - Y además es imposible

2 Comments

A cualquier parte, siempre que sea muy lejos de aquí...

No igual pero si parecido. Me remito al tópico "quere es poder" ...

Leave a comment