SoLa En El MeTrO

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Nunca había viajado sola en el metro. Sola entre la multitud, ni tan si quiera mis eternas burbujas en mis oídos. Sola.

He escuchado los lamentos y las risas entre vagones y he contestado miradas alcahuetas hasta toparme con una intensa. Me ha invitado a sumergirme en el. Pero me he resistido. Aun así me he aproximado lo suficiente en el espacio real y he podido degustar su olor.

Contra la puerta mi espalda...

He salido del vagón y su mirada seguía clavada en mi nuca, la notaba cada vez más fuerte y he caminado despacio para sentirla más fuerte todavía. He llegado hasta las escaleras mecánicas y he esperado hasta tenerlo a un paso de mi yugular, para poner el pie en el primer escalón. Notaba su olor, incluso podía oír como aspiraba mi estela de luz.

En el segundo tramo de la escalera mecánicas he bajado un escalón y el ha subido uno. Su pecho rozaba mi espalda.

Su dedo ha recorrido mi brazo desde la muñeca hasta mi hombro donde ha saltado sobre el cuello o lo ha surcado además con su mirada. No había nadie.

Hora propicia para la ausencia de lamentos y risas en la parada.

Hemos jugado a seguir nuestros olores, a tropezarnos sin querer evitarlo. Y en uno de esos tropiezos, el último, sus labios se han derramado sobre los míos fugazmente. Después el ha seguido su camino o quizá se lo ha inventado para robarme los labios o a lo mejor yo he cambiado mi rumbo para dejarme robar una vez.

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cambiar de rumbo
dejarte robar.

(¿Quién ha sentido alguna vez el pensamiento de personas que nunca volveran a mirarte?.)

A mi también me gusta tropezar en algunas partes.

Precioso relato. Me encanta ir solo en el metro. Puedes jugar...

voy a utilizar mas los transportes publico a partir de ahora, esa si seria una buena campaña, y no "a la playa buseando"

en serio, los pelos de punta y tal...

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